Ya sólo
importaba soportar su levedad de ser, de mantenerse en este mundo que cada día
comprendía menos. Le era absurdo que por el día saliera el sol, y por la noche
la luna, las cosas razonables eran para otros. Su raciocinio había hecho un
cambio de papeles con la locura y ahora ya no sabía lo que era real o
simplemente algo imposible. Y de tal forma, día a día había conseguido que lo
imposible fuera real y fácil, y lo que antes daba por supuesto, lo analizaba
profundamente encontrando preguntas antes nunca realizadas. Porque en la vida
nunca hay que darlo por echo y jamás encontrarás algo imposible, siempre y
cuando cambies la forma de verlo. Es como el hombre que hacia el pino para
mirar al mundo, intentando encontrar una nueva perspectiva, en la que hallara
nuevas preguntas de lo que daba por normal y soluciones a lo que creía que era
imposible.
29-04-2012
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