Sentada en la playa con la mirada
Clavada en alta mar.
Sus pupilas reflejaban el cansancio
De la larga espera.
Días y noches en espera,
Con la mirada anclada en el mar.
Y en las noches claras podía
Admirar en el reflejo de las
estrellas
El rostro que tanto amaba y
esperaba.
No comía ni bebía, en la espera
duradera,
Que nunca terminaba, ya el mar no
devolvía
El cuerpo de su amado.
Ni la vida ni la muerte creía,
Sólo su espera era ella quien
decidía.
Sentía el frío de la brisa y el
calor abrasador.
Sentada en aquella orilla
Sus recuerdos se agolpaban en su
mente,
Una inundación de emociones resurgía
ante sus ojos.
Y ya no era la espera del amado que
buscaba,
Sino el recuerdo de su último beso,
La emoción de sentirlo en sus
labios,
El calor que le acercaba a su
corazón.
Sentada en la arena a la espera de
su último recuerdo,
Con la mirada hacia el horizonte de
la mañana,
Ya no había más recuerdos que
atraer.
Entonces se levantó y se fue hacer
más recuerdos,
De su vida, de la vida que un día
quiso realizar con
El amado que el mar nunca le
devolvió.
21-04-2013
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